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HISTÓRICO
Circo Momo le quita niños a los semáforos
  • Manuel SaldarriagaAlgunos niños malabaristas que trabajan en los semáforos abandonaron su actividad en estos lugares y otros ya no lo hacen con tanta frecuencia.
    Manuel Saldarriaga
    Algunos niños malabaristas que trabajan en los semáforos abandonaron su actividad en estos lugares y otros ya no lo hacen con tanta frecuencia.
  • Manuel SaldarriagaAlgunos niños malabaristas que trabajan en los semáforos abandonaron su actividad en estos lugares y otros ya no lo hacen con tanta frecuencia.
  • Manuel SaldarriagaAlgunos niños malabaristas que trabajan en los semáforos abandonaron su actividad en estos lugares y otros ya no lo hacen con tanta frecuencia.
  • Manuel SaldarriagaAlgunos niños malabaristas que trabajan en los semáforos abandonaron su actividad en estos lugares y otros ya no lo hacen con tanta frecuencia.
  • Manuel SaldarriagaMalabares, acrobacias, plástica, danza, música y teatro son, entre otras, las actividades que se les enseña a los 75 niños que asisten al Circo Momo. El 60 por ciento de ellos está en situación o vulnerabilidad de calle.
    Manuel Saldarriaga
    Malabares, acrobacias, plástica, danza, música y teatro son, entre otras, las actividades que se les enseña a los 75 niños que asisten al Circo Momo. El 60 por ciento de ellos está en situación o vulnerabilidad de calle.

  • Los malabaristas ahora tienen un lugar digno donde desarrollar sus habilidades.
  • Niños de escuelas públicas también aprenden las artes escénicas y circenses.
Por
Juan Guillermo Duque
Medellín

Sacar a los niños malabaristas de los semáforos y de las calles de Medellín es un proceso largo en el que se han comprometido un grupo de artistas.

No es nada fácil porque muchos como Luis Fernando Londoño, les ha tocado siendo todavía niños, trabajar para ayudar al sostenimiento del hogar.

Lo primero que hizo para rebuscarse la vida fue vender chicles, lo mismo a lo que se dedica su mamá. Un día se dio cuenta que a otros niños les iba mejor haciendo malabares con pelotas y aprendió a hacerlo.

Pero el año pasado cuando estaba en uno de los semáforos de El Poblado un grupo de mujeres se acercó y le preguntaron que si quería pertenecer al Circo Momo. Inmediatamente aceptó.

Inspirado en un libro
Aunque el proyecto Circo Momo sólo inició desde octubre del año pasado, los primeros pinitos se empezaron a dar desde el año 2004 cuando un grupo de personas de la Corporación Canto Alegre leyó el libro de Michel Ende, Momo.

Momo es la historia de una niña de la calle que tiene gran habilidad para escuchar. Es una metáfora de nuestro mundo, en el que nadie tiene tiempo para nada, en el que la vida transcurre hablando sólo sobre la eficiencia del trabajo, en el que no importa el tiempo para cultivar amistades o divertirse.

"Unos años antes habían aparecido en los semáforos de Medellín los niños malabaristas y nos dimos cuenta que en Medellín habían muchos niños Momos que tenían unas habilidades específicas para las artes escénicas y circenses", anota María Isabel Escobar, directora del proyecto Circo Momo.

Entonces se preguntaron qué podían hacer para que esos niños desarrollaran esas mismas actividades, que hacen en los semáforos, en lugares más dignos.

En ese entonces recibieron un pequeño aporte de la Secretaría de Cultura Ciudadana con el que hicieron una primera versión del guión de Momo.

Paralelamente hicieron una investigación para conocer la población. "Detectamos que algunos vivían en la calle y que otros solamente trabajaban en ella y empezamos a comprender las diferencias entre unos y otros", enfatiza María Isabel.

El apoyo lo han recibido del Museo de Antioquia, de la Secretaría de Cultura Ciudadana y de la empresa privada, especialmente de Distrihogar.

Igualmente, de algunas empresas del Sindicato Antioqueño, como Argos que les prestó en comodato la sede, y del grupo de alimentos que les proporciona los refrigerios para los 75 niños que en la actualidad asisten a Circo Momo.

"También de personas como Camilo Villegas, el golfista antioqueño, que ha sido muy importante para nosotros y quien ha estado muy cerca y comprometido con el proyecto", resalta María Isabel.

De octubre a diciembre desarrollaron el proyecto en las escuelas públicas y paralelamente se trabajó con un grupo de niños en situación y vulnerabilidad de calle.

"El año pasado la experiencia fue muy bonita porque logramos llevar al escenario a los niños tanto de situación y vulnerabilidad de calle como a los de Canto Alegre", resalta María Isabel.

El proyecto pedagógico está organizado en semilleros en ocho instituciones que trabajan con niños en situación o vulnerabilidad de calle. Allí tienen un acercamiento a las cinco disciplinas que se trabajan: circo, teatro, danza, música y plástica.

Son semilleros rotativos en el que los niños alcanzan a ver 12 clases de cada disciplina para que sepan cuál les gusta más.

Luis Fernando ya pasó por el semillero, ahora ve cuatro materias los martes y jueves que son Desarrollo Creativo, Ritmo, Cuerpo y una electiva... Percusión. Otros han escogido danza, teatro o circo.

Como es de los alumnos más avanzados, los sábados se reúne con los que conformarán el elenco que empezará desde octubre a hacer presentaciones.

Es por eso que él ya no ha vuelto a trabajar en los semáforos y ahora su sueño es volver a estudiar y convertirse en tamborero y malabarista de circo.

Lo mismo sucede con Dubier quien de trabajar todos los días ya sólo va los domingos al semáforo de Monterey. Para otros como Leidy, por su situación social les toca hacer malabares hasta para poder ir a divertirse al circo.

"Se amañan tanto que cuando terminan clases no se quieren ir casi que hay que sacarlos", afirma María Isabel.

"En realidad nosotros somos artistas y nos queremos acercar a esta población desde la sensibilidad que tenemos pero sabemos que hay que aprender de la gente que lleva tiempo trabajando con ellos", concluye María Isabel Escobar.

Es un compromiso con la sociedad
Luz Marina Escobar
"Es una contribución al bienestar de los niños, es un proyecto de familia en el que nos comprometemos con la sociedad en la que vivimos. Allí han encontrado cariño, protección y el aprendizaje de lo que quieren. Más adelante la idea es escolarizarlos pero hay que ir de a poquito porque se está atacando una realidad muy dura por su situación social"
Miembro de la Junta Directiva y madre de Camilo Villegas.

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