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Cuando se escriba la historia del periodismo antioqueño contemporáneo, el nombre de Don Alfonso Lopera estará en primera plana como el de uno de los creadores del modelo de formación periodística profesional que nació en la Universidad de Antioquia y ha influido en la renovación de los medios y empresas regionales de comunicación durante los cincuenta años recientes.
De Don Alfonso y otros maestros en la Universidad aprendí a creer en que era tan necesario como posible avanzar hacia la excelencia de un periodista humanista, crítico e independiente, dotado de un sentido claro de la libertad y los derechos y comprometido con la ética de la responsabilidad social, decidido a ser "voz de los que no tienen voz" y consagrado a la aproximación corajuda a la verdad, experto en el buen decir, el buen leer y el buen escribir y capaz de poner el bien común y la dignidad humana por encima de cualquier conflicto de intereses.
Fue Don Alfonso quien me impelió a dejar en la mitad mi carrera de Derecho y concentrarme en el estudio en la Escuela de Periodismo, que él dirigía. Dejé de pretender la combinación de las dos profesiones y comprendí que para efectuar mi vocación radical de periodista no necesitaba ser abogado. Además de aquella decisión crucial en los comienzos de mi vida universitaria, a Don Alfonso le agradezco incontables consejos y orientaciones, pero, ante todo, su enseñanza testimonial de la Ética, en el curso que dictó en alternancia con el también recordado maestro Fernando Gómez Martínez. Ambos escribieron libros, ensayos y artículos sapientes, pero lo esencial estaba en su palabra en la cátedra y su ejemplo respetable en el trabajo profesional.
Ayer 19 de octubre se cumplieron cien años del nacimiento de Don Alfonso. Alguna vez se quejaba de su vejez y le dije que para mí siempre había sido viejo desde la primera clase que le recibí en la Universidad, en 1967. Tal es una de las cualidades singulares del discipulado: Maestro y discípulo dialogan y se entienden pese a las diferencias generacionales y, no importa cuántos años los separen o los acerquen, la autoridad del saber y la experiencia acendran el mérito de la vejez como un sello de carácter marcado desde la primera jornada y para siempre.
El proyecto de formación periodística estructurado por Don Alfonso y sus compañeros de dirección y docencia en la Universidad de Antioquia ha irradiado en las otras universidades y ha sido determinante en la evolución de los medios de Medellín y el departamento. Si hoy resaltamos nuestro modelo regional de Periodismo y todo lo que lo distingue de otros estilos, miremos al pasado para reconocer con gratitud el papel decisivo de Don Alfonso Lopera, maestro centenario.