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HISTÓRICO
El sutil encanto
  • Jaime Pérez
    Jaime Pérez
  • Jaime Pérez
    Jaime Pérez
  • Autor

Natalia E Botero


 Profesión:
Periodista

Nacionalidad:
Colombiana


 Un detalle
Si le preguntan a esta periodista cuál es su profesión frustrada podría decir que es el diseño y la pintura. De hecho, una de sus mayores diversiones es encontrar sitios en los que pueda surtirse de papeles, tintas, colores, plumas e implementos de todo tipo. Por ello se sintoniza con facilidad con los Moleskine, esos cuadernos que guardan su impecable papel, siempre en blanco, para la siguiente idea.
    Autor Natalia E Botero Profesión: Periodista Nacionalidad: Colombiana Un detalle Si le preguntan a esta periodista cuál es su profesión frustrada podría decir que es el diseño y la pintura. De hecho, una de sus mayores diversiones es encontrar sitios en los que pueda surtirse de papeles, tintas, colores, plumas e implementos de todo tipo. Por ello se sintoniza con facilidad con los Moleskine, esos cuadernos que guardan su impecable papel, siempre en blanco, para la siguiente idea.

  • En este cuaderno se inspiraron maestros como Van Gogh o Hemingway. Un clásico.
Podría decir que cada Moleskine tiene una historia que contar. Es como un cofre de los secretos en los que se guardan en pequeñas dosis, el principio de una invención, los apuntes para una historia, el boceto de una buena pintura, y hasta los recuerdos de un viaje: quizás el tiquete de un recorrido o el pase de entrada a una exposición de arte memorable.

Tras este cuaderno, que podría pasar desapercibido, pues va recubierto por una pasta dura, en general negra, que se cierra con un resorte, existe una marca que ha convertido las bitácoras de viajes y los cuadernos de artistas, en todo un genérico y, sin duda, en una leyenda.
En estas páginas de color arena, artistas y escritores, como Van Gogh, Picasso y Ernst Hemingway consignaron sus destellos de inspiración. De hecho, su uso marcó una época en París, donde una familia poseía la receta original de su confección.

Por décadas, el negocio familiar proveía a artistas del básico material, hasta que en 1986, en la puerta de la casa, situada en la Rue de L´Ancienne Comedie, apareció un aviso demoledor: "le vrai Moleskine n´est plus" ("No existe más el verdadero Moleskine").

Un coleccionista de estos cuadernos, viajero y escritor, Bruce Chatwin, se dedicó a estudiar sus características, y dos años después, resucitó la bitácora personal, con el nombre de Moleskine.

De acuerdo con su sitio web oficial, www.moleskine.com, esta tradición se ha convertido en una "reserva de ideas y sentimientos, un batería que almacena descubrimientos y percepciones, sin que se agoten".

Lo interesante es que a pesar de que esta práctica podría haber quedado reservada para algunos entusiastas, que temerosos de mostrar sus creaciones, esconden su diario debajo del colchón, los bocetos en pluma o estilógrafo, acompañados de fotos o recortes, pasan a formar parte de la web.

Es como una suerte de revancha digital, porque en la red de redes existe un grupo de seguidores de esta manera de compartir memorias personales, que llegó en forma de fotos a Flickr; se convirtió en un grupo de seguidores de los Moleskine en Facebook, con más de mil miembros; y que se da como una especie de exposición itinerante en el Wondering Moleskine Project.

Así, quien tiene algo que mostrar puede ir a la página www.moleskinerie.com y adjuntar su obra. Uno de sus promotores, Armand Frasco, dice que el proyecto, "me ha abierto los ojos a nuevas posibilidades de colaboración entre culturas". Y aunque no considera a los Moleskine como un "fetiche", sino como una herramienta. De hecho, afirma, vía email, que "este pequeño libro negro nos permite entendernos unos a otros".

La opinión
El artista antioqueño Jorge Julián Aristizábal, quien vive en Nueva York, respondió para Generación, cuál es su especial filiación con un Moleskine: "no sé si por su diseño o por su carga histórica, tiene una propiedad especial y es que es absolutamente intimo.

Además, el resorte que lo cierra da una sensación de privacidad que no la tienen otros cuadernos de sketches. Su color negro inspira gran respeto y le da esa propiedad de libro secreto.

Siempre va conmigo en mi bolsa, y lo uso cuando se me ocurre una idea para mi trabajo o para anotar citas que leo, etc. Además cuando estoy desarrollando ideas para una pintura o para cualquier proyecto artístico. Generalmente no tengo ningún ritual (con él), pero siempre que salgo de mi casa me aseguro de que vaya conmigo. Al ser de una simplicidad total tiene el potencial de convertirse en un objeto de gran valor personal".

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